miércoles, 23 de septiembre de 2009

Las palabras en la era de internet

Fundeu.es

Especialistas analizaron las transformaciones que sufre el lenguaje entre los jóvenes, en los medios digitales y en una sociedad con bases que se disuelven.

En agosto de este año se llevó a cabo en Tucumán el I Congreso Internacional de Léxico e Interculturalidad, en el que académicos de la Lengua, investigadores, docentes, estudiantes y periodistas, entre otros, se reunieron para exponer, debatir y pensar juntos.
Uno de los aportes destacables de este encuentro fue el que hizo Alicia María Zorrilla, quien escribió una breve pero profunda obra de antropología filosófica construida a partir de su reflexión sobre el uso de ciertas palabras.
Durante meses, según le confesó a LA GACETA, y tomando como base conceptualizaciones del sociólogo polaco Zygmunt Bauman, construyó minuciosamente, pieza a pieza, un texto en el que cada uno de los términos que lo forman es insustituible. «Hoy se produce un fenómeno similar al derretimiento de los hielos. Se derriten palabras y significados, y se reemplazan con otros de vida efímera o no tan efímera, pero de singular valor para ilustrar las modas, ocultar los miedos o saciar el hambre de afectividad, y demostrar que uno vive el instante con plenitud o con zozobra, aunque se eclipse el útil ejercicio de pensar», afirmó.
Inmediatamente repasó con perspicacia un conjunto de «palabras líquidas» que se han diseminado impiadosamente en el habla cotidiana; «salvavidas de hombres interconectados, que, cautivos de sí mismos, no se preguntan si realmente se comunican; es decir, si intercambian ideas, comparten sentimientos o participan de proyectos comunes desde el alma, porque, inaugurada la cultura superficial de la ansiedad y del ahora vertiginoso, cada uno dice para desafiar la penumbra en que se halla».

La diversión como mandato universal

Zorrilla mostró hasta qué grado hablamos expresando la manera en que nos sentimos; que la compulsión por usar la palabra divertido, de aparición tan frecuente en nuestras conversaciones, «revela la necesidad de alegría, pero también el dolor, la tristeza, la insatisfacción». ¿Por qué todo debe ser divertido?, se preguntó poco después de repasar una hilarante lista de ejemplos y explicó que divertido denota 'desviarse, separarse, ir por caminos diferentes, ser diferente; es decir, apartar la mente de temas que revisten seriedad'. Poco después sentenció: «Esta palabra se ha convertido, sin duda, en eje espiritual-material de nuestra sociedad. Casi debe practicarse como una obligación.»
El objetivo del estudio que engendró su conferencia era —explica— «demostrar que ninguna voz es inocente ni gratuita; detrás de ella, late la vida, el porqué de la vida, su atmósfera, y la necesidad apremiante de armonía, de equilibrio espiritual, único elixir que necesita el hombre para no caminar a la deriva, para asumirse como tal sin desencantos, sin minusvalía interior».

La red y la impunidad para agredir

Fabio Dandrea, docente e investigador de la Universidad Nacional de Río Cuarto, centra su trabajo en los foros de debate de los periódicos digitales y llega a la conclusión —preocupante, a nuestro juicio— de que se encuentran «significativamente caracterizados por la agresividad verbal». Con la pragmática sociocultural como marco teórico, analiza «el ámbito artificial denominado ciberespacio», en el que la virtualidad «nos priva de información identitaria» y en el que las manifestaciones de cortesía o descortesía «significan una selección discursiva en virtud de propósitos estratégicos».
Dicho para todo público: cada acto de comunicación conlleva una situación de riesgo. Por eso los participantes apelan a estrategias para evitar o mitigar posibles conflictos, pero también, en ocasiones, para realizar «el acto amenazador o acentuar la amenaza», lo cual nos lleva al otro extremo: la descortesía. En muchos casos, advierte Dandrea, el tema propuesto por la noticia es abandonado y progresivamente el debate se encamina a la mera descalificación del otro, que, no lo olvidemos, también es anónimo.

El ciberdiscurso juvenil

Gabriela Palazzo, doctora en Letras de la UNT, ha dedicado los últimos años de trabajo (tesis incluida) a lo que llama ciberdiscurso juvenil, una suerte de 'habla escrita' que, a diferencia de lo ocurrido con las jergas adolescentes típicamente pasajeras, como las engendradas después de los años 60, «se ha instalado como una forma más estable de comunicación que depende directamente de la adecuación a los nuevos medios y géneros digitales». Y, aunque pueda sonar paradójico, uno de los hechos que su investigación constata (entre muchos otros) es que internet «ha potenciado enormemente la escritura». Claro está que no deja de resaltar que eso viene de la mano de la antinormatividad, la transgresión, la simplificación y el simbolismo.
Cuando LA GACETA le hizo la pregunta que ronda por miles de cabezas —¿sabrán nuestros jóvenes escribir correctamente cuando tengan que hacerlo?— su respuesta fue contundente: «No tienen por qué no saber hacerlo. Aprenden a usar los distintos discursos de la misma manera que aprenden otras reglas. Creo que el punto clave es el de la adecuación a las distintas situaciones de uso de la lengua, por eso el discurso juvenil en el chat es adecuado al género y a los usuarios. En todo caso, las instituciones educativas son responsables en lo que respecta a la escritura académica o formal pero ambas formas comunicativas son legítimas en cuanto se adecuan a la situación de uso».

Zorrilla dixit

- «Loco, espectacular y alucinar acuden como ejemplos claros de que el hombre se afianza en sus sueños hastiado de insatisfacciones, se aferra a su imaginación, porque el mundo en que vive no lo protege».
- «El verbo zafar, de origen árabe ('librarse de, escapar'), corrobora este léxico de la evasión en tiempos de hostilidad y de desprecio de la cultura, del esfuerzo y de los valores… Querer zafar es tener miedo y, al mismo tiempo, padecer y aceptar el fracaso sin ánimo de lucha».
- «La liquidez lingüística cunde como una forma de demostrar que uno está a la altura de los tiempos sin estar a la altura de los tiempos porque les falta altura a los tiempos. Las palabras también sufren la crisis de valores y su ausencia».

¿Hablas rioplatense?

JORGE MARIRRODRIGA, EL PAIS.COM

Cristopher es un profesor irlandés que se maneja perfectamente en la suavidad del acento argentino -oficialmente llamado variante rioplatense del castellano- y para quien palabras como remera, boliche o bondi son ya familiares. Su primer asalto al castellano lo realizó hace dos años en la española Cáceres y de allí salió contento con la gente pero desilusionado con el idioma. "Era un acento muy cerrado. No entendía nada". Ahora ha cruzado el Atlántico para aprender español, al igual que otros miles de personas que, en los últimos años, están convirtiendo la capital argentina en uno de los focos de enseñanza de la lengua de Cervantes.
A pesar de que queda a unas ocho horas de avión desde Estados Unidos y a, al menos, doce desde Europa, jóvenes y mayores de ambas regiones del mundo eligen cada verano Buenos Aires para aprender español. "El boom del español es mundial. Pero acá vivimos uno doble, ya que Argentina está de moda, y esto explica el crecimiento sostenido de turismo idiomático. Del 2004 al 2006 creció en un 60%", apunta Marcelo García, Presidente de la Asociación De Centros de Idiomas, la única existente en América Latina. Una de las principales razones de este crecimiento es el precio por el que se puede aprender la lengua que ya hablan 400 millones de personas en el mundo. Un curso intensivo de dos semanas, con cinco horas de clase diarias más actividades complementarias, como lecciones de tango, excursiones y conversaciones sobre costumbres argentinas sale por 200 euros, es decir a unos cinco euros la hora de clase en grupos que nunca sobrepasan los siete alumnos.
"La mayoría de los estudiantes tiene entre 20 y 35 años y hay de todo. Algunos vienen solos, otros en pareja e incluso hay grupos de amigos que deciden aprender un poco de español antes de viajar por Latinoamérica", indica Cleia Sartori, directora del International Bureau of Language, una escuela de idiomas situada en pleno centro de Buenos Aires, en cuyos pasillos se cruzan, además de brasileños -cuyo país al fin y al cabo hace frontera con Argentina-, estadounidenses, australianos, italianos, franceses y británicos, entre otras nacionalidades.
Simon es un fisioterapeuta australiano nacido en Melbourne que aprende español antes de dirigirse a su próximo destino: Bolivia. "La verdad es que en Buenos Aires se aprende español, pero se duerme poco", reconoce mientras, a su lado, Francesco, un estudiante romano de letras, asiente. Su palabra favorita es "boliche", esto es: discoteca. Niega con vehemencia que los precios bajos sean un motivo determinante a la hora de elegir Argentina como destino para aprender español. "También conozco Ibiza", argumenta. "La explosión de la enseñanza del español fue después de 2002. Claro que tiene que ver con el tipo de cambio, pero no es el motivo fundamental por el cual los estudiantes eligen Buenos Aires. Un 34% de los estudiantes dice que el precio no es determinante. Uno de los atractivos principales es el tango y muchos también eligen al país para hacer turismo aventura", subraya Marcelo García.
Ocio y aventura al margen, el estudio del español en Argentina también tiene una vía de reconocimiento oficial en Europa. El Instituto Cervantes, a través de la Fundación Ortega y Gasset Argentina expide a los alumnos que pasan sus exámenes el Diploma de Español de Lengua Extranjera, un titulo oficial español que el año pasado fue obtenido por más de un centenar de alumnos.
El crecimiento de estudiantes de español en Argentina ha dado pie al llamado "turismo idiomático", un sector sobre el que han puesto sus ojos los empresarios argentinos. Y las razones son claras. Cuando se habla de estudiantes se piensa en un menor poder adquisitivo, pero la mayoría de estos turistas son personas con ingresos, como Alexis, una neoyorkina de 28 años que trabaja en una consultora o Sebastien, un parisiense licenciado en Historia. Permanecen más tiempo que los turistas normales en el país, entre cuatro y seis semanas. Y si su experiencia tiene éxito tienden a repetir y a recomendarlo a sus amigos. "El boca a oreja es más eficaz que Internet", asegura Cleia Sartori.
Tal vez sea otro peldaño en la historia del idioma, pero Latinoamérica ya enseña a hablar a español a miles de europeos.

jueves, 10 de septiembre de 2009

Diccionario insólito

Fuente: Fundeu.es

«Exonario», un innovador glosario online de términos y definiciones insólitas

Ideado con el objetivo de referirse a realidades de la vida cotidiana que no tienen nombre, pero también a situaciones inventadas, «Exonario» es un innovador glosario online creado por un profesor argentino y compuesto de «nombres hilarantes y definiciones insólitas de dudosa justificación».
Así lo describe su creador, el argentino Jorge Mux, profesor de filosofía del lenguaje y escritor de cuentos de ficción en su tiempo libre, que hace ya casi tres años sintió la necesidad de crear términos nuevos para referirse a objetos o hechos que tienen que ver con situaciones inventadas o probables, según explicó a Efe.
Fue así como decidió abrir, en noviembre del 2006, un blog en internet en el que comenzó a publicar un término inventado por día, «no sólo relacionado con cuestiones de ficción, sino también con campos semánticos de hechos o cosas que actualmente ocurren o existen», apuntó.
Desde entonces, su particular espacio online se ha convertido en un amplio glosario de 800 términos, publicados en su mayoría por él, pero abierto a la participación de los lectores los fines de semana, siempre que respeten una serie de filtros.
«El requisito básico es que el nombre no exista en ningún otro diccionario, bien sea en papel u online, y, si está justificado etimológicamente, ver que la etimología sea correcta y que no haya redundancias», señaló.
La inmensa mayoría de los términos tienen una justificación etimológica, aunque algunos tienen simplemente que ver con la resonancia, «con cierta comicidad que tiene la palabra», reconoció Mux.
Aclara que su glosario no pretende ser «un diccionario de la Real Academia ni un diccionario de jergas», ni tampoco «hacer falsas palabras maleta, ni dar falsas definiciones».

MIRALO ACA: http://exonario.blogspot.com/