01/10/2009
Autor
L. Hevia
Fundeu.es
Especialistas analizaron las transformaciones que sufre el lenguaje entre los jóvenes, en los medios digitales y en una sociedad con bases que se disuelven.
En agosto de este año se llevó a cabo en Tucumán el I Congreso Internacional de Léxico e Interculturalidad, en el que académicos de la Lengua, investigadores, docentes, estudiantes y periodistas, entre otros, se reunieron para exponer, debatir y pensar juntos.
Uno de los aportes destacables de este encuentro fue el que hizo Alicia María Zorrilla, quien escribió una breve pero profunda obra de antropología filosófica construida a partir de su reflexión sobre el uso de ciertas palabras.
Durante meses, según le confesó a LA GACETA, y tomando como base conceptualizaciones del sociólogo polaco Zygmunt Bauman, construyó minuciosamente, pieza a pieza, un texto en el que cada uno de los términos que lo forman es insustituible. «Hoy se produce un fenómeno similar al derretimiento de los hielos. Se derriten palabras y significados, y se reemplazan con otros de vida efímera o no tan efímera, pero de singular valor para ilustrar las modas, ocultar los miedos o saciar el hambre de afectividad, y demostrar que uno vive el instante con plenitud o con zozobra, aunque se eclipse el útil ejercicio de pensar», afirmó.
Inmediatamente repasó con perspicacia un conjunto de «palabras líquidas» que se han diseminado impiadosamente en el habla cotidiana; «salvavidas de hombres interconectados, que, cautivos de sí mismos, no se preguntan si realmente se comunican; es decir, si intercambian ideas, comparten sentimientos o participan de proyectos comunes desde el alma, porque, inaugurada la cultura superficial de la ansiedad y del ahora vertiginoso, cada uno dice para desafiar la penumbra en que se halla».
La diversión como mandato universal
Zorrilla mostró hasta qué grado hablamos expresando la manera en que nos sentimos; que la compulsión por usar la palabra divertido, de aparición tan frecuente en nuestras conversaciones, «revela la necesidad de alegría, pero también el dolor, la tristeza, la insatisfacción». ¿Por qué todo debe ser divertido?, se preguntó poco después de repasar una hilarante lista de ejemplos y explicó que divertido denota 'desviarse, separarse, ir por caminos diferentes, ser diferente; es decir, apartar la mente de temas que revisten seriedad'. Poco después sentenció: «Esta palabra se ha convertido, sin duda, en eje espiritual-material de nuestra sociedad. Casi debe practicarse como una obligación.»
El objetivo del estudio que engendró su conferencia era —explica— «demostrar que ninguna voz es inocente ni gratuita; detrás de ella, late la vida, el porqué de la vida, su atmósfera, y la necesidad apremiante de armonía, de equilibrio espiritual, único elixir que necesita el hombre para no caminar a la deriva, para asumirse como tal sin desencantos, sin minusvalía interior».
La red y la impunidad para agredir
Fabio Dandrea, docente e investigador de la Universidad Nacional de Río Cuarto, centra su trabajo en los foros de debate de los periódicos digitales y llega a la conclusión —preocupante, a nuestro juicio— de que se encuentran «significativamente caracterizados por la agresividad verbal». Con la pragmática sociocultural como marco teórico, analiza «el ámbito artificial denominado ciberespacio», en el que la virtualidad «nos priva de información identitaria» y en el que las manifestaciones de cortesía o descortesía «significan una selección discursiva en virtud de propósitos estratégicos».
Dicho para todo público: cada acto de comunicación conlleva una situación de riesgo. Por eso los participantes apelan a estrategias para evitar o mitigar posibles conflictos, pero también, en ocasiones, para realizar «el acto amenazador o acentuar la amenaza», lo cual nos lleva al otro extremo: la descortesía. En muchos casos, advierte Dandrea, el tema propuesto por la noticia es abandonado y progresivamente el debate se encamina a la mera descalificación del otro, que, no lo olvidemos, también es anónimo.
El ciberdiscurso juvenil
Gabriela Palazzo, doctora en Letras de la UNT, ha dedicado los últimos años de trabajo (tesis incluida) a lo que llama ciberdiscurso juvenil, una suerte de 'habla escrita' que, a diferencia de lo ocurrido con las jergas adolescentes típicamente pasajeras, como las engendradas después de los años 60, «se ha instalado como una forma más estable de comunicación que depende directamente de la adecuación a los nuevos medios y géneros digitales». Y, aunque pueda sonar paradójico, uno de los hechos que su investigación constata (entre muchos otros) es que internet «ha potenciado enormemente la escritura». Claro está que no deja de resaltar que eso viene de la mano de la antinormatividad, la transgresión, la simplificación y el simbolismo.
Cuando LA GACETA le hizo la pregunta que ronda por miles de cabezas —¿sabrán nuestros jóvenes escribir correctamente cuando tengan que hacerlo?— su respuesta fue contundente: «No tienen por qué no saber hacerlo. Aprenden a usar los distintos discursos de la misma manera que aprenden otras reglas. Creo que el punto clave es el de la adecuación a las distintas situaciones de uso de la lengua, por eso el discurso juvenil en el chat es adecuado al género y a los usuarios. En todo caso, las instituciones educativas son responsables en lo que respecta a la escritura académica o formal pero ambas formas comunicativas son legítimas en cuanto se adecuan a la situación de uso».
Zorrilla dixit
- «Loco, espectacular y alucinar acuden como ejemplos claros de que el hombre se afianza en sus sueños hastiado de insatisfacciones, se aferra a su imaginación, porque el mundo en que vive no lo protege».
- «El verbo zafar, de origen árabe ('librarse de, escapar'), corrobora este léxico de la evasión en tiempos de hostilidad y de desprecio de la cultura, del esfuerzo y de los valores… Querer zafar es tener miedo y, al mismo tiempo, padecer y aceptar el fracaso sin ánimo de lucha».
- «La liquidez lingüística cunde como una forma de demostrar que uno está a la altura de los tiempos sin estar a la altura de los tiempos porque les falta altura a los tiempos. Las palabras también sufren la crisis de valores y su ausencia».
Fuente: Fundeu.es
«Exonario», un innovador glosario online de términos y definiciones insólitas
Ideado con el objetivo de referirse a realidades de la vida cotidiana que no tienen nombre, pero también a situaciones inventadas, «Exonario» es un innovador glosario online creado por un profesor argentino y compuesto de «nombres hilarantes y definiciones insólitas de dudosa justificación».
Así lo describe su creador, el argentino Jorge Mux, profesor de filosofía del lenguaje y escritor de cuentos de ficción en su tiempo libre, que hace ya casi tres años sintió la necesidad de crear términos nuevos para referirse a objetos o hechos que tienen que ver con situaciones inventadas o probables, según explicó a Efe.
Fue así como decidió abrir, en noviembre del 2006, un blog en internet en el que comenzó a publicar un término inventado por día, «no sólo relacionado con cuestiones de ficción, sino también con campos semánticos de hechos o cosas que actualmente ocurren o existen», apuntó.
Desde entonces, su particular espacio online se ha convertido en un amplio glosario de 800 términos, publicados en su mayoría por él, pero abierto a la participación de los lectores los fines de semana, siempre que respeten una serie de filtros.
«El requisito básico es que el nombre no exista en ningún otro diccionario, bien sea en papel u online, y, si está justificado etimológicamente, ver que la etimología sea correcta y que no haya redundancias», señaló.
La inmensa mayoría de los términos tienen una justificación etimológica, aunque algunos tienen simplemente que ver con la resonancia, «con cierta comicidad que tiene la palabra», reconoció Mux.
Aclara que su glosario no pretende ser «un diccionario de la Real Academia ni un diccionario de jergas», ni tampoco «hacer falsas palabras maleta, ni dar falsas definiciones».
MIRALO ACA: http://exonario.blogspot.com/
Uno de los problemas más difíciles de resolver para un corrector de estilo es qué hacer ante una palabra foránea en un texto. Después de buscar y consultar en los diccionarios de la Academia, la duda continúa. Muchas veces nos hemos preguntado si acaso no se pueden traducir los extranjerismos…
Es notorio el crecimiento del desarrollo científico y tecnológico en relación a otras épocas y ello crea un efecto muy dinámico que se refleja también en las lenguas, no solo por el cambio lingüístico en sí mismo, sino por la constante aparición de términos nuevos, la mayoría en inglés.
En el mundo globalizado, el inglés no solo tiene prestigio sino que la mayoría de lo que se produce en los campos de las ciencias y la tecnología se hace en el idioma de Shakespeare. Por eso, hoy más que nunca, las fronteras lingüísticas son abiertas y los medios electrónicos nos facilitan el acceso a la información que no tuvieron nuestros padres. De otro lado, la traducción y el conocimiento de varios idiomas se hace imprescindible. ¿Cómo afecta esta situación al castellano? Los términos de otros idiomas son de varios tipos: hay algunos que no se traducen porque surgen con el concepto, como ballet, software, módem, etc. Otro gran grupo de extranjerismos se usan en su idioma original, aunque tengan una traducción apropiada, por ejemplo show, palabra muy usada (al menos en nuestro país) que ya nadie traduce por 'espectáculo', pues el uso así lo ha determinado. Un tercer grupo lo componen los vocablos que tienen traducción en castellano, pero los están imponiendo. Su uso es considerado en algunos sectores huachafo; sin embargo, ello no frena su avance. Lo que empezó como una moda hoy parece no tener límites:- ¿Tienes background? - Está en el pool de la empresa. - En esta edición les ofrecemos tips para cuidar el cabello.- Llévese su four pack de regalo.
¿Por qué no usar 'experiencia', 'grupo', 'pautas' o 'consejos' en vez de palabras que no son castellano?
Cómo se escribenLa vieja Real Academia Española (RAE) es ahora más flexible, está atenta a la evolución de los tiempos y se preocupa por los llamados extranjerismos, pero también comete excesos. En muchos aspectos la RAE ha ayudado, por ejemplo, ha normado la tilde (que originalmente no llevan los términos del inglés): por regla general, los extranjerismos se adecúan a las normas del castellano, así tenemos sándwich, récord, clóset, etc.De otro lado, los académicos no ayudan como quisiéramos, pues en el Diccionario Panhispánico de Dudas encontramos, por ejemplo, la palabra blue jean (que se conoce en muchos lugares como 'vaquero'), con la sugerencia de escribirla bluyín (plop!).
Ni el Gobierno ayuda: la ONPE presentó hace años su kit electoral, el presidente lanzó su shock de inversiones, todos los días se hace un by pass nuevo, nadie ya construye pasos a desnivel…
¿Qué hacer?Si en el habla es difícil desprenderse de los extranjerismos, no se preocupen. Para escribir sí hay que ser cuidadosos, tener en cuenta que muchas de las palabras foráneas se pueden traducir, excepto las que nacen con un concepto, como las de la informática y el ciberespacio, que no se consideran extranjerismos; así también todas las que sean válidas para lenguajes técnicos o profesionales.
Pero no es tan simple. Hasta ahora es difícil saber qué hacer con la palabra
Un español inició en México una campaña para corregir la ortografía de anuncios publicitarios con la colocación de pegatinas en forma de acentos, un movimiento que tenía como fin sólo conseguir otro ingreso y que ahora se ha extendido a otros países de América Latina.
"¡Todo me desbordó; ya hay gente haciendo lo mismo en Argentina y en Perú!", dice sorprendido a la AFP Pablo Zulaica, de 26 años, autor del "Programa de reinserción de acentos en la vía pública". La cruzada por la buena acentuación que inició en solitario hace apenas tres semanas en el centro de la Ciudad de México es simple: consiste en colocar las pegatinas en forma de acentos y acentos tachados disponibles en su blog con explicaciones gramaticales.
"Esta palabra se acentúa porque forma hiato en la vocal cerrada (i o u)", es una de las explicaciones que tienen las pegatinas blancas que, ya pegadas, "siempre provocan una sonrisa; ahora es ante todo una actividad lúdica y estética", añade. "Siempre pido permiso para pegar los acentos y si no veo muy dispuestas a las personas en cuestión se los dejo para que ellas mismas lo peguen", comenta Zulaica, que lo mismo ha corregido anuncios de campañas políticas como las patrullas mexicanas que sin excepción todas dicen "POLICIA".
"A todos nos dijeron que las mayúsculas no se acentúan, pero la Real Academia Española jamás ha dicho eso", aclara.
La búsqueda de los acentos perdidos tenía en un inicio como objetivo "encontrar otra forma de ingreso; ya me había perdido un par de cosas por falta de dinero, como un curso de literatura y otras cosas", relata.
Un día, prosigue, "hablando con un grupo de amigos sobre las faltas ortográficas que hay en los anuncios, se me ocurrió salir a la calle a pegar los acentos porque con spray era muy agresivo".
En un inicio las pegatinas sólo tenían datos personales "por si alguien quería contratarme" como corrector.
Enterate más de esta iniciativa en http://acentosperdidos.blogspot.com/
¿Querés hacerlo vos también? Bajate los acentos de http://acentosperdidos.blogspot.com/2009/07/paquete-elemental-de-acentos.html